Ubicado entre las montañas del Escambray y el mar Caribe, Trinidad goza de una ubicación fenomenal. Meneando en las aguas azules de Playa Ancón, a solo 12 km del centro de la ciudad, es fácil entender por qué los barones del azúcar decidieron establecerse en Trinidad.
Fundada en 1514 por el conquistador Velázquez, Trinidad, con su arquitectura barroca colonial y pintorescas casas de color pastel con techos de tejas rojas, parece que está fundida en ámbar.
Entre los pocos museos en Trinidad, se destaca el Museo Romántico. Tiene vistas a la plaza principal de la ciudad, la Plaza Mayor, y presenta una excelente exposición de porcelana de estilo romántico, vidrio, pinturas y muebles decorativos, que data de 1830.
El Museo Histórico Municipal (también llamado Casa Cantero) es otro museo interesante que explica la extraordinaria historia de la región. Probablemente una de las torres más fotografiadas de Trinidad es el antiguo Convento de San Francisco del siglo XVIII.
La vida nocturna de Trinidad es una mezcla manejable de lugares para bailar y escuchar música tradicional. Un lugar popular es La Canchánchara. Ubicado en una mansión que data de 1723, lleva el nombre de una bebida regional hecha de jugo de limón, miel y ron, servida en ollas de cerámica esmaltada. Mientras tanto, la terraza de la Casa de la Música es un gran lugar para disfrutar de una cerveza o un mojito bajo el sol o bailar con una banda en vivo por la noche.
Casa de la Trova ofrece excelente música cubana en vivo en un patio al aire libre, mientras que la danza y la música afrocubana se pueden encontrar en Palenque de los Congos Reales.